T

Últimamente me encuentro un poco triste
Últimamente me encuentro un poco nerviosa
Últimamente me encuentro muy histérica.
Le arrancaría la cabeza a todas las muñecas de mi sobrina y mataría palomas con tirachinas desde mi balcón. Le diría a esa señora del banco que me cobra comisiones con una displicencia despreciable que tiene los días contados, que la van a echar a la puta calle en cuanto muera el último abuelito que no sabe utilizar internet y morirá poco antes que ella.
Tengo la rabia de mil perros. La congoja de cien cocodrilos y una lengua que tropieza con el blanco de mis dientes rebuscando el sedimento de tu saliva en los besos que no me dabas como lagartija a la cal de tu fachada.
Bajo al bar de siempre porque un gitano rubio de ojos azules me dice guapa.
Yo pago nueve euros porque me diga guapa y el me da una ensalada y un plato de paella.
Me dice guapa y no lo siente.
Me dice guapa y no lo soy.
Cuando T también hacía lo mismo. Pensaba que T era igual que el gitano rubio.
Dicen que todos los hombres son iguales...
Pero T no tiene corazón. Donde T tendría que tener un corazón tiene un gato chino de la suerte y casi se queda con el mío.
Yo compraba cosas, vendía mi vida, azuzaba el tiempo y la distancia. Pintaba mi cara, mis cuadernos y esperaba que me dijera guapa.
T no me dice guapa, no lo siente.
T no me dice guapa y tal vez lo soy.
Cuando sepa reconducir esta rabia construiré un castillo o una catedral o una escalera y desde lo más alto haré a T que

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