LAS BODAS

Las bodas, como yo las veo, son esos lugares donde va la gente a ser vista y luego, ya si acaso, tomar unos canapés y felicitar a los novios por algo que ya hace tiempo se arrepintieron de hacer.
A mi no me gustan estos sitios.
No me gustan las bodas porque hay mucha gente.
Ni los baños de los bares porque mea mucha gente
Ni mucha gente.
Entonces me dedico a mirar, que para eso hemos venido y no se me da mal. Me he ido perfeccionando  y para que el observado no se sienta intimidado a veces bizqueo o entorno los ojos y miro por la rayita que me dejo libre y miro a través de las pestañas.
Al fondo hay un sombrero gigante, podría vivir debajo el condado de Dallas pero no, sólo está penetrado por una señora a la que cuesta mantener el equilibrio, pero tampoco podía traer nada más pequeño porque hubiera sido muy posible que pasara desapercibida. 
Un hombre con la cara de color blanco roto, otro con el que ya coincidí en una ocasión y que me contó que le descubrieron en una radiografía, después de insistirle su mujer hasta la humillación, que tenía que ir al médico, que no tenía corazón, que en su lugar había un hueso de aguacate pero como llevaba media vida así, de la vida completa que llevaba y a su mujer no le importaba y no consideraba necesario operar. 
Un caballero con pelos en las orejas, muchos, como raíces de margaritas que le hubiesen florecido en el cerebro y seguro que así era porque sonríe con facilidad.
Parejas que no se miran en toda la velada, parejas que hablan de sus hijos como si te los intentaran vender, pregonando sus bondades como en una reunión del tupper. Niños que corren endemoniados, viejas bailando presas del azogue porque no están acostumbradas a esas cantidades de pescado y marisco, 2 alérgicos al gluten, 1 al marisco, 3 a la lactosa y 15 al semen.
A veces me tengo que sujetar fuerte. Me abrazo con fuerza para que no se me salga el alma en un suspiro y sin querer me salen de los ojos una especie de escupitajos que no identifico a la vez que sonrío, que a eso hemos venido: a que nos miren... y por los canapés.

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