DESPERTAR

Revienta la mañana las persianas de tu cuarto y la alarma depila y espabila a Morfeo camuflado en tus pestañas.
El sol no calienta este abril lo suficiente como para deshacer los grumitos del Colacao.
Inspiras la blancura del techo, pureza abrasiva del hogar para ensanchar tu alma.
Recoges los cuatro angelitos que cuidan tu cama y sales a vivir.
Y te zarandean los malos que cierran tus chacras y las noticias vapulean tu integridad con la suficiente desinformación para expandirse como eco que se cacarea en la barra de cualquier bar hasta convertirse en absoluta verdad.
Y un castor funambulista bloquea las nubes de tormenta para ayudarte a volver a casa mientras las olas salan como anchoas tus andares y tus pies.
Y registras al amor en busca de unas cosquillas que promocionen la autoestima, que hacer de risas corazón en estos días perversos se ha convertido en práctica obligación.

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