AMOR Y SEXO

Intento con una caricia
desangrar el aire
que separa  mi mano de su cuerpo.
Retroceder al vientre la mirada
avergonzada y excitada
de ver su cabeza expuesta
tras la trinchera que,
aun aterida,
exhibe  la herida líquida
abierta en canal
entre mis piernas.
El corazón desgranado,
salpicando mi desnudo,
consigue que arrecie la tormenta
en la noche que me habita
ahuyentando el dolor sempiterno
que arrasaba,
hasta entonces,
la carne que me cubre.
Inventando un nuevo sudario
de olores salados y fluidos intensos.
Perfúmenes destilados
de la alquimia de la piel.
Y entonces le llamo amor
y anudo mi desastre a su cobijo,
y ato mi cierzo a su raíz
y anido geometrías
en la belleza inmarcesible y blanca de su pelo.
Las paredes de la habitación
se vuelven retales
concéntricos, agitados,
revolviendo el aire infestado de gemidos
previos a la llegada del orgasmo
que me retuerce como sierpe
inalterable ante la súplica.
Antes de lanzarme  al vacío
que me regrese a su costilla
para ser su sed, su hambre y su vicio.
Barrenando deseos desubicados,
a mordiscos,
arrancados de metáforas clandestinas,
de noches en vela ,
de dedos manchados de saliva,
de adulterios con la luna,
de los surcos de tinta del poema
sobre el papel blanco del arrepentimiento. dejando al descubierto
mi maltrecha  coraza,
gallarda y altiva otrora,
herrumbrosa y enamorada agora.



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