Partidas,trenes y nicole kidman

 


La lavadora hierve apoyada en un rincón frío, aunque digno, a las afueras de la casa. 

En el otro extremo Nicole Kidman llora en mi salón. Sé que la película es un drama por la música. Unos niños corren por la casa y no se qué de las puertas y las cortinas.

 Ella permanece intacta.

 Siempre me he preguntado por qué una chica australiana pagaría por perder sus pecas. Si tuviera su número de teléfono la llamaría para decirle que no se preocupe, que hasta la muerte le sienta bien, mejor incluso que el bisturí que le robó los sentimientos del rostro. 

Una vez, de joven, estuve a punto de ser reina de la belleza pero no era tan bonita como creía mi abuela , ahora me duelen tanto los huesos que siento que una camada de pitbulls  los roen con gula sutil sin que ni siquiera me quede rastro de  hematoma en la carne. No sé què hubiese sido de mí sí además hubiese tenido que soportar el peso de una corona. 

Cada invierno con el frío se me marchitan los cumpleaños desde que se me asoma la nostalgia a los cristales del colegio que me contuvo y recuerdo cuando podía pintarme los labios, cuando besaba en las fotos, cuando bailar  hasta el amanecer no era una quimera, cuando el amor florecía en la risa desnuda, exhibicionista y libre, cuando en tu mirada fulgía mi reflejo ansioso de encontrar en tu pecho una morada. 

Fue a principios del 2020 y me pregunto qué habrá sido de los trenes que no cogí se preguntarán también ellos por mí?



Comentarios

  1. Joer, qué maravilla de literatura.
    "Los pitbulls que no dejan hematoma" es de lo más.
    Besees

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