Herminio

 


Nunca había visto una barriga tan grande.
Herminio tenía la barriga más grande del planeta, de eso estoy segura, sin embargo Herminio no era gordo, seguro que guardaba dentro el colegio al que fue de pequeño, los primeros besos de su novia, el equipo de fútbol donde jugaba y todas las cosas que se fue comprando en amazon con el tiempo.
Su mujer le acabó dejando porque empezó a asustarse al pensar que podria correr la misma suerte que el resto de cosas que amaba Herminio y acabar dentro de su panza llenetita de enredos.
Herminio a veces era bueno y a veces era malo y se tenía que tomar unas pastillas que le dió una doctora cuando fue a la ciudad para que al menos pudiese ser todo el rato regular. Normal, como dicen los viejos. Qué maravilla de pastillas, ¡qué inventos! Pastillas para ser normales, freidoras de aire, monarquía parlamentaria, cremas depilatorias, sandías a 15€ y políticos de saldo, cada día es una nueva aventura, pero a lo que vamos.
Un día Herminio me invitó a un café y yo acepté porque quería que me contase una historia para poder contarla yo después, Herminio era un hombre hecho a sí mismo y con mucha vida interior.
Apareció su cara alrededor de 3 minutos después que su barriga, nos pedimos un par de cafès y yo me senté sobre ella para estar más cómodos y no tener que gritarnos para oírnos.
Me contó que una vez estuvo leyendo y estudiando cómo podría ser él padre, que soñaba con la idea de crear personas como él que llenaran el pueblo y ponerles nombre y hacer una tribu de gente con su cara y poder salir en España directo a contarlo y que la gente se maravillara y le llamaran por teléfono y le dieran muchos likes en redes y le acabarán poniendo su nombre al pueblo.
También me contó que la semana pasada se le olvidó la pastilla y se había propuesto quemar las instalaciones de  televisión española porque de alguna él tenía que salir en ese programa pero que al precio que estaba la gasolina mejor se esperaba a que bajara y por el mismo precio también se hacía Telecinco.
Pues cada cosa tiene su parte buena y su parte mala, solo depende de la pastilla que te tomes, vamos, digo yo.




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