Fantasma

 


Acababa de llegar al pueblo y una ola de abandono me cubrió nada más bajar la ventanilla de mi R12. 

Hacía años que no llegaba hasta aquí y por lo visto no quedaban supervivientes. Tampoco hay cementerio. Entiendo que el aburrimiento les empujó a coger un autobús y largarse a otros lugares donde la vida fuese otra cosa más amable.
Entré al bar y acodado en la barra, algo muy parecido a un fantasma, daba lametazos a una botella de Terry cerrada. Nunca en mi vida había sentido tanta ternura y miedo en el mismo sitio y en el mismo momento. 
Me acerqué lentamente y le di un susto pa vivirse, si es que esa expresión existe, para referirse a un ente.
Él me respondió con un "Boo" a modo de gimoteo.
Me explicó que llevaba muerto un montón de tiempo que vino un italiano a comerle la oreja a la reina para que le pusiera unos barcos para ir a las Indias por el otro lado y chico, que se la cameló y le puso barcos pero también gente para llevar a cabo toda la movida y le obligaron a ir, a él que el agua no le gustaba ni bebida, fue poner un pie en la pasarela, resbalar,  caer al agua, ahogarse y convertirse en alma en pena.
Ciertamente era el fantasma más triste que había visto en mi vida. Me agotaba los sentidos el drama pero tampoco sabía cómo pararlo.
Me explicó también que durante un tiempo estuvo bien, que la gente era fácilmente impresionable y se reía bastante de los sustos que metía pero que con la llegada de internet todo cambió, la competencia era brutal.
Pensé que me tenía que ir de allí antes de que los pies se me mezclasen con el barro que empezaba a hacer en el suelo tanta llantina al mezclarse con el polvo.
Como regalo le dejé poseerme para darle un buen tiento a la botella. Enterito se tomó ese brebaje denso por añejo.
Cuando acabó se me salió, me acompañó al coche y nos despedimos.
Cogí la carretera en dirección huída bastante perjudicada y en la segunda curva a la izquierda me salí por el barranco.
Vaya susto más tonto.
- Hola, me llamo Evaristo.
- ¿Qué hago yo en este puto bar, otra vez?
- Ponte cómoda, ahora te lo cuento. Tenemos tiempo. Te vas a reír.



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