EN EL RÍO
Tal vez fuese mayo. Digo tal vez porque hacía mucho calor, como si hubiese parido el campo un agosto prematuro pero tampoco tenía la sensación de que el invierno fuese una cuestión de pasado lejano . Yo me quejaba por ello. Siempre me quejo de ello.
Bueno,pues eso, mayo, calor y campo.
Los pies flotando sobre una tarde empalagosa y de repente un pitido interrumpe el vocerío de las chicharras.
Piiiiiii - Te vienes al río?
No sé qué decir. Tenía los ojos verdes como espárragos y los coronaba un pelo negro zahíno precioso. Masticaba chicle y se tragaba las pompas, con el codo apoyado en la ventanilla bajada del simca. Más gracioso...
No sé si tengo edad para ir al río. Repaso mi fecha de nacimiento. No recuerdo si voy por el 5 o por el 6 de mi dècada.
Bah, me voy.
Cabalga el río con la mascarilla y asemeja su trote y posado al de aquél bandolero televisivo y son los peces los que aullan alabando con un canto invisible su paso.
De repente me busca los ojos con su mirada y me dice:
- Vive el arte en la azotea de tu cuerpo y sueñan las culebras con tener tus piernas.
Me paralizo, cierro los ojos para ayudar a mi cerebro a sintetizar la parábola viviente desprendida de su boca a mis oídos e inmortalizar el momento.
Los abro.
No he entendido nada.
Los románticos, antiguamente, hacían cosas. Se cortaban en trozos, se batían en duelo, se suicidaban o escribian poemas o todo junto.
Pero antes de que pueda decir: qué?
Se vuelve a alejar río arriba llevándose consigo la resolución del enigma para siempre, porque ya lo dijo Teseo "ningún hombre se baña en el mismo río dos veces porque ni el hombre ni el río serán los mismos" y yo, obviamente, tampoco voy a preguntar, que llevo tanto tiempo a remojo que también empiezo a notarme diferente, y ya casi ni me importa el zagal este con todo el azogue que contiene y mucho menos las pomposas virguerías que profiere .
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