POLIMANÍAS DEL AMOR

Se quedó muy quieto igual que la ventana. Sólo ella se movía del otro lado del cristal. Su pelo en coleta, su falda impulsada por la prisa incomprensible de su culo por llenar de vacío la casa...
Se preguntaba si esta imagen duraría para siempre como la velocidad con la que acuden los olores a los recuerdos o se llenaría de ácaros de tiempo...
Se sentó en el suelo, sobre su blanquito culo de luna llena, se balanceó, suspendido por la gravedad alternada a babor... a estribor... a babor... a estribor... y al timón sus polimanías.
Una pena expansiva cubría la casa y ya él era casa por todos lados.
Imaginaba el pantone rosado desparramado por su espalda, el gruñido al engancharse su dedo gordo con un enredo de su pelo, hacer el amor a besos y... entonces... era libre... Recuperaba la fe en el ser humano, en el pegamento de barra, en el jarabe antitusivo...

Suena el porterillo...
contesta...
-¿Quién?
- Yo

reconoce su voz...
(han pasado tres cuartos de hora)
- Olvidé la cafetera que nos regaló mi madre.
- Llévatela, la cafeína ya no combate los sueños.
- Qué melodramático te pones.
- (Y tú que perra...)

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